La señora María Oña junto a sus 6 hijos abre un pequeño kiosco en Cumbayá en la calle Salinas e Interoceánica en el año de 1972, lugar en el que permanece hasta el día de hoy.

 

A los pocos años toma el nombre de El Palacio de la Fritada y basado a su esfuerzo, perseverancia, amor, dedicación a su trabajo gana clientes fieles que han permanecido por generaciones degustando de nuestros productos, su gusto por la gastronomía hace que su preparación, ingredientes y proceso se haya mantenido de la misma forma durante estos 52 años siendo este el éxito de nuestra comida típica nacional y habiendo transcendido a nivel nacional e internacional.

 

Su fundadora deja a su familia un legado de entrega total y amor a lo que hace, siendo digno de ser reconocido por todos.

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